lunes, 20 de agosto de 2007

El Idioma Argentino

El habla actual de la gente refiere mucho a la fugacidad, a lo instantáneo. Pero lo hace en tanto y en cuanto al modo actual de vivir y no a la significación de las palabras. Por detrás del “nada” como una nueva muletilla en el diálogo cotidiano existe otra gran propuesta del idioma argentino que es la búsqueda obstinada de la simplificación (allí, naturalmente dónde pueda haberla). Creo que quienes vivimos estos tiempos agitados del giro del siglo y que amamos las palabras somos los encargados de velar que dicha simplificación no convierta en ramplón y rústico al lenguaje.
Esa no es la propuesta.
Subyace detrás de la intención de la sociedad argentina un propósito de hacer del habla cotidiana un idioma mas simple y musical que el castellano. He discutido esto con algunos españoles. Ellos hablan (sin contar el lunfardo) de alrededor de 3.000 términos (o argentinismos) en los que nuestro país se diferencia de manera tajante de España. Dicen además que la cifra no es significativa frente a los 90.000 vocablos que acredita el diccionario de la Academia Española. Lo que no dicen es que, de esos 90.000, los españoles utilizan, como mucho, de manera diaria, alrededor de 10.000. Por lo tanto, nuestro idioma argentino, tiene en estos momentos alrededor de un 30% de diferenciación con respecto al castellano. Sin contar, reitero, ni el uso del “vos”, ni el extenso lunfardo y ni los ingeniosos e interminables giros idiomáticos. Yo creo, en síntesis, que nuestro idioma actual es mitad argentino y mitad castellano. Y tal vez en el próximo siglo, al idioma argentino, pueda ya considerarse como tal, o cuando menos, un dialecto.
Pongo un simple ejemplo que me viene a la mente en este preciso instante.
Frente a determinada situación un español dirá: “ Bueno, hombre, tampoco llevemos las cosas a un extremo que resulte inaceptable”. En cambio un argentino dirá: “Bueno, che, tampoco la pavada”.
Y así sucesivamente con miles de frases y de giros idiomáticos.
Otro ejemplo: Los argentinos detestamos las palabras de cuatro sílabas. Nos parecen extensas y demasiado rimbombantes (ésta también tiene cuatro sílabas). Y no retrocedemos ni ante los nombres propios. He aquí algunos ejemplos: en lugar de Tarantino (4 sílabas) usamos Taranta (3), en lugar de Marangoni ( 4 sílabas) usamos Maranga.(3). Tampoco retrocedemos ante los gentilicios. En lugar de boliviano (4 sílabas) usamos bolita(3). En lugar de brasileño (4 sílabas) usamos brasuca(3). En lugar de paraguayo(4 sílabas) usamos paragua (3). Y si me pongo a buscar, puedo hacer un diccionario.
Por eso digo que detrás del “nada” del habla coloquial subyace la tensión de una sociedad que anda a la búsqueda de un nuevo lenguaje. Mucho mas sencillo y musical que el antiguo castellano.
Tal vez si algún filólogo o algún lingüista español lee estas líneas que están comenzando a terminarse se dedique de manera furiosa a refutarlas.
No le hagan caso.
No es otra cosa que un Corta Mambo.

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