lunes, 20 de agosto de 2007

Haikus

Los japoneses a veces escriben en el testamento ( igual que cualquier otra cultura) el reparto de sus bienes materiales entre sus familiares y allegados. En ocasiones se incluye alguna instrucción de tipo moral o espiritual, tal como “termina tus estudios”, “abandona los vicios” o “cuidate mucho”. Aquellos que tienen la habilidad suficiente, además, consignan un poema a la muerte. Lo ideal, dentro de los cánones del género, es componerlo en el momento mismo de morir, sin tenerlo preparado de antemano, como si se tratase del bello canto de un cisne. Aunque a veces, como es natural, esto resulta muy difícil de hacer
En Occidente se suele utilizar el epitafio. Pero no es lo mismo.
Los japoneses, componen un Haiku, un poema cuyas normas de composición son muy estrictas, y en el que, abreviando, se consigna una imagen, de carácter estacional, en sólo tres versos.
Jorge Luis Borges amaba esta forma de expresión. Y al igual que a las kenningar de Noruega e Islandia las suele citar a menudo en sus ensayos. Las kenningar son figuras retóricas usadas en las producciones literarias del norte de Europa. Se le puede llamar, por ejemplo a la batalla, como “el fragor de las espadas” y al color negro “la casa de la noche”.
En el Haiku, en cambio, la tónica predominante (que viene del budismo) es que la vida es una ilusión, por lo demás bastante breve.
Se habla de la flor de la Ipomea, que en América se llama “semillas de la virgen”, (o simplemente campanilla) y. que nace por la mañana y al atardecer ya se está marchitando. Se habla de la nieve de la montaña, del color de las hojas en otoño y del tono claro del tronco del cerezo. Se habla del deshielo de los ríos y también del agua que corre hacia el mar.
Todo en el Haiku tiende a revelar lo efímero.
El siguiente que ahora escribo lo encontré en la Wikipedia de Internet.

Cuando muera, enterradme
en una taberna,
bajo un tonel de vino.
Con suerte, goteará.

Espero que les haya gustado.
Un cariño a todos
NES

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